Microreactores: lecciones de su aplicación en la industria

El “corazón” de todo proceso químico es el reactor. Allí es donde ocurre la transformación de reactantes en productos. Dependiendo de la necesidad de eficiencia o flexibilidad, las plantas de la industria química de procesos (CPI de sus iniciales en inglés), se organizan para la producción de grandes volúmenes de unos pocos productos, como la planta de producción continua de urea y amoniaco de Polisur, en Bahía Blanca, una de las más grandes del mundo con más de 1.2Mt de producción anual de CO(NH 2 ) 2 ; o se orientan a la producción multiproducto a través de la facilidad de rearreglo de su configuración productiva, en batchs, como la planta de producción de Hoffman –La Roche (Roche) en Basilea, que puede producir infinidad de intermediarios y phármacos en una sola localización.

La necesidad de permanecer competitivos, produciendo substancias de calidad adecuada a los costos más bajos posibles ha impulsado a la industria hacia el uso de reactores cada vez más grandes. Este principio de economía de escala ayuda a bajar costos, pero también impone limitaciones en las relaciones de transferencia de masa y de calor. Otra forma de mantener calidad y volumen es a través de lo que se conoce como “intensificación de procesos” (PI de sus iniciales en inglés). Esto implica traer en contacto las moléculas de los reactantes, en las adecuadas condiciones estequiométricas y extrayendo la entalpía liberada para evitar sobrecalentamientos y pérdida de sensibilidad. Para lograr esto en los últimos años se han comenzado a aplicar microreactores. Este artículo muestra el estado del arte en este campo. Leer más >>

Fuente: http://accessintelligence.imirus.com