La resistencia a los antibacterianos es un problema emergente en la medicina militar. Las interrupciones en los sistemas de atención médica en países asolados por la guerra que resultan de un conflicto en curso pueden potencialmente exacerbar este problema y aumentar el riesgo para las fuerzas estadounidenses en el entorno de despliegue. Por lo tanto, se necesitan terapias novedosas para mitigar el impacto de estas infecciones potencialmente devastadoras en las operaciones militares.
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