Ucrania, un enclave geopolítico en la disputa Rusia -OTAN

Ucrania es un enclave estratégico fundamental. Para RUSIA porque le pertenece la Península de Crimea y el Puerto de Sebastopol donde tiene su base principal la Marina de Guerra rusa y por donde se realiza todo el comercio que fluye por el Mar Negro y el Mediterráneo. Por si fuera poco es el escudo protector de los países del Cáucaso y del petróleo del Mar Caspio. El otro camino, es Siria y Turquía. Para la OTAN, la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, contribuiría a la desintegración de la Federación Rusa, incluyendo los territorios del Cáucaso. Ello, sin considerar la eventual instalación de bases militares con cohetes apuntando a Moscú como ha sido uno de sus objetivos en Polonia. La importancia de UCRANIA se debe a:

  1. Es el tercer principal exportador de granos, detrás de Estados Unidos y Argentina.
  2. Por Ucrania pasa la red de gasoductos heredados de la Unión Soviética, que actualmente se utilizan para trasladar gas desde Rusia hacia la Unión Europea.
  3. Ucrania es una reserva muy importante de Gas Shale, que aún no está siendo explotado.
  4. La región de Crimea y el puerto de Sebastopol son el territorio clave para la proyección del poder naval ruso hacia el mediterráneo.

Ucrania tiene una superficie de 600 mil kmts. 2, y una población de 45 millones de habitantes, donde el 72% son rusos o de origen ruso, Sus límites, al norte, son Bieilorrusia y Rusia, al este Rusia, al sur Rumania y el Mar Negro y al oeste, a Polonia, Hungría y Rumania. Su territorio está dividido en dos mitades por el Río Dniéper, que lo cruza de norte a sur y desemboca en el Mar Negro.

Ucrania, un encalve geopolítico

Ucrania tiene una superficie de 600 mil kmts. 2, y una población de 45 millones de habitantes, donde el 72% son rusos o de origen ruso, Sus límites, al norte, son Bieilorrusia y Rusia, al este Rusia, al sur Rumania y el Mar Negro y al oeste, a Polonia, Hungría y Rumania. Su territorio está dividido en dos mitades por el Río Dniéper, que lo cruza de norte a sur y desemboca en el Mar Negro. La mitad del este está habitada por rusos o de origen ruso y su principal ciudad es Járkov; la otra mitad del oeste, está habitada por rusos, polacos, húngaros, rumanos y moldavos. Su ciudad principal, es Kiv, situada en la margen derecha del Dniéper, que es la capital de la república, con una población de dos millones y medio de habitanes. Kiev ha sido el epicentro de los acontecimientos sangrientos que han desembocado en el golpe de Estado que derrocó al Presidente Yanukévich.

Para comprender los acontecimientos mencionados, hay que partir de esta constatación: que los intereses geopolíticos de Europa Occidental y de Rusia, que originaron la «guerra fría», no han concluido con la desintegración de la Unión Soviético. La Organización Militar del Atlántico Norte (OTAN), que creó Estados Unidos, en 1949, para «defender» a Europa Occidental de la «amenaza comunista», hoy está dirigida a impedir el desarrollo capitalista pujante de Rusia y su alianza con China, que amenaza el «sueño americano de hegemonía mundial».

Kiev es un emblema del mundo eslavo y de la Iglesia Cristiana Ortodoxa cuyo primer patriarcado estuvo allí y luego, de la caída de Constantinopla en, en 1453, en manos de los turcos otomanos, se trasladó a Moscú.
No es una casualidad que Alejandro Nevsky sea una de los íconos más importantes de esta civilización y que el gran cineasta, Sergio Eisenstein, lo haya llevado al cine, en 1938, cuando la Unión Soviética se preparaba para defender la «Patria Rusa», de la amenaza nazi-fascista. El rescate de la memoria de Nevsky responde a  su papel, en el siglo XIII, en la defensa exitosa del pueblo eslavo de las hordas teutonas y mongolas.

Ucrania es un enclave estratégico fundamental para la seguridad de la Federación Rusa porque a ella pertenece la Península de Crimea y el Puerto de Sebastopol donde tiene su base principal la Marina de Guerra rusa y por donde se realiza todo el comercio que fluye por el Mar Negro y el Mediterráneo. Por si fuera poco es el escudo protector de los países del Cáucaso y del petróleo del Mar Caspio. El otro camino, es Siria y Turquía.

Para la OTAN, la incorporación d Ucrania a la Unión Europea, sería el comienzo de la desintegración de la Federación Rusa, incluyendo los territorios del Cáucaso. Ello, sin considerar la eventual instalación de bases militares con cohetes apuntando a Moscú como ha sido uno de sus objetivos en Polonia.

Después de la Primera Guerra Mundial, el fundador de la Polonia Independiente, Josef Pildsudski, alimentó un proyecto geoestratégico para impedir la expansión a Occidente de la Revolución Socialista Rusa, que incorporaba Bielorrsia y Ucrania, expandiendo el territorio polaco desde el Báltico al Mar Negro. El encumbramiento del nazsmo en Alemania, en 1933, frustró sus planes ya que Hitler sostenía que para asegurar la estabilidad y poder del Tercer Reich se necesitaba alcanzar tres objetivos: la unidad de la nación alemana, incluyendo la población que se encontraba en territorio polaco, el trigo de Ucrania y el petróleo del Cáucaso.

Al desintegrarse la Unión Soviética, Ucrania proclamó su independencia pero firmó con Bielorusia y Rusia en Minsk, el 8 de diciembre de 1991, un tratado que creó la Confederación de Estados Independientes. La minoría nacionalista católica antirusa y los burócratas «reformistas» del Partido Comunista, que se apropiaron del patrimonio del Estado, buscaron un acercamiento a Europa Occidental pero se encontraron con un obstáculo insalvable que se mantiene inalterable: todo el gas que necesita Ucrania para que funcione su economía, se lo proporciona Rusia, y basta que ésta «cierre el grifo» para que su economía deje de funcionar.

Esto explica que la «reformista», Julia Timoshenko, que se hizo multimillonaria en menos de diez años cuando fue Primer Ministro, en 2005, haya tenido que moderar su proyecto de librarse de la influencia rusa para terminar conciliando con Moscú.

En el nuevo modelo de desestabilización de los regímenes constitucionales, cuando no obedecen a sus objetivos, Estados Unidos y la Unión Europea, están utilizando unidades paramilitares mercenarias, especialmente entrenadas que ya han actuado en Libia, Túnez y Siria y que procuran utilizar en América Latina, como lo estamos observando en Venezuela.

Son métodos típicos fascistas que se estrenaron primero en Italia y, seguidamente en Alemania, después de la Primera Guerra Mundial. Cuentan con abundante apoyo financiero y suministro de armas, así como la cobertura logística de las quintas columnas nativas junto con sectores  la clase media alta y los medios masivos de comunicación que describen sus acciones bandidescas como inocentes protestas contra la inflación y l a libertad de prensa.

Se trata de una gran ofensiva de las fuerzas que controlan la riqueza a nivel mundial y que han lanzando sobre la humanidad a los «cuatro jinetes del apocalipsis»:guerras, hambre, destrucción de la naturaleza y grandes pandemias» y que vuelven sobre sus pasos como un boomerang.

Fuente: https://port.pravda.ru