El desarrollo de nuevas formulaciones explosivas comienza con la preparación de sólo unos pocos miligramos del material que se investiga, usando una serie de ensayos a pequeña escala, tales como son la DSC (calorimetría por barrido diferencial), el TGA (análisis termogravimétrico), la respuesta a la llama, y el ensayo de impacto con martillo (tanto con el martillo golpeando directamente la carga o friccionándola), a fin de determinar si la formulación es segura para escalar hasta 10 g. El último de estos ensayos, el impacto de martillo, puede ser particularmente subjetivo dado que el resultado es influenciado directamente por el operador que lleva a cabo la evaluación. No sólo habrá cambios de un operador a otro, pero también pueden producirse cambios en la fuerza aplicada durante cada golpe, lo que producirá resultados inconsistentes.
Este estudio pone de relieve la variación encontrada y evalúa la carga aplicada por una variedad de operadores con diferentes niveles de experiencia explosiva. El documento de la referencia también propone el uso de una prueba de impacto a nivel laboratorio, adecuada para ensayos en pequeña escala, que proporciona mayor confianza en la evaluación de sensibilidad al impacto de formulaciones explosivas y ayuda a justificar si una formulación puede llevarse a la escala siguiente. Los autores proponen una versión a pequeña escala de la prueba de impacto BAM (EMTAP prueba 43) que permite la comparación de la sensibilidad de las formulaciones de pequeña escala en comparación con RDX (8.7 J, prueba de EMTAP 43B) y también aseguran un resultado reproducible. Leer más >>