Refugio móvil, un invento de Argentina para el mundo‏

Un habitáculo que cambia la calidad de vida de los refugiados y desplazados en el planeta, fue desarrollado en Bahía Blanca.En un escenario complejo como lo es el de alguna catástrofe natural, guerras u otros conflictos, el CMAX presenta la ventaja de ser liviano, de fácil traslado, es elevado del piso mediante patas telescópicas, es reciclable, resistente, contiene un kit de supervivencia, no necesita herramientas para su armado, es fácil de limpiar y de bajo costo. Obviamente, el desarrollo llevó mucho tiempo y esfuerzo, “pero se logró gracias al trabajo de consultoría realizada con arquitectos, personal militar, de defensa civil, de humanidades, sociólogos, y los profesores que guiaron el proyecto”, rememora García Mayor.

Pocas veces un trabajo final de carrera termina concretándose en algo palpable, menos aún si surge con la idea de convertirse en una innovación a nivel mundial y de interés de la Organización de Naciones Unidas.

Diferente fue el caso de un diseñador industrial argentino que ve como sus ideas se plasman en algo tangible como un habitáculo para atender víctimas de catástrofes que termina siendo una estratégica combinación de una tienda de campaña y un tráiler rígido y que sirve para dar una inmediata respuesta habitacional a los evacuados por desastres naturales, guerras o pandemias.

La innovación está basada en un pack de supervivencia que es liviano, fácil de transportar, simple de armar, y que genera un espacio habitacional en cada uno de hasta 10 personas que fueron desplazadas de sus hogares debido a desastres naturales u otros conflictos.

CMAX System, es el sueño cumplido de Nicolás García Mayor, quien lo pensó cuando tomó muy en serio la exigencia del trabajo final de carrera de grado, se estaba por recibir de diseñador industrial en la Universidad Nacional de La Plata y debía tener un fundamento. Para él, eso significó idear algo que sea útil para la sociedad.

“Varias características y ventajas diferencian al CMAX del resto de los productos existentes. Hasta el momento hay básicamente dos productos para la respuesta a dicha contingencia. Las tiendas de campañas y los módulos rígidos, que muchas veces presentan diferentes tipos de inconvenientes como dificultades para armarlos, necesidad de herramientas, exponiendo a los residentes a gérmenes y suciedad al estar apoyados en el piso, necesitando además parantes y estacas -que si se pierden- no se puede armar. Por otra parte, en las tiendas de campaña las puertas son cerradas con cierres a cremallera no son resistentes y donde se rompen la tienda no se puede utilizar y no tiene previstos sectores o núcleos de sanitarios. En el caso de los módulos rígidos, su logística es muy compleja debido a su volumetría y no es inmediata, solo se puede transportar vía terrestre y son muy costosos, con lo cual en países subdesarrollados era imposible acceder a ese tipo de respuesta”, explicó García Mayor en diálogo con EL OTRO MATE.

En un escenario complejo como lo es el de alguna catástrofe natural, guerras u otros conflictos, el CMAX presenta la ventaja de ser liviano, de fácil traslado, es elevado del piso mediante patas telescópicas, es reciclable, resistente, contiene un kit de supervivencia, no necesita herramientas para su armado, es fácil de limpiar y de bajo costo.

Obviamente, el desarrollo llevó mucho tiempo y esfuerzo, “pero se logró gracias al trabajo de consultoría realizada con arquitectos, personal militar, de defensa civil, de humanidades, sociólogos, y los profesores que guiaron el proyecto”, rememora García Mayor.

El proyecto tomó definitivo impulso cuando en mayo de este año pudo presentar el producto, gracias a la gestión de la Cancillería Argentina, en el del Foro Internacional para el Desarrollo de la Ayuda Humanitaria realizado en Washington- Allí el habitáculo de emergencia recibió innumerables elogios. A partir de allí la ONU le ofreció financiación y la posibilidad de exponer el producto septiembre con motivo del inicio del 68º período de sesiones de la Asamblea General.

Ya en 2002, cuando el proyecto era solo una idea, fue declarado de interés provincial en la cámara de diputados y de interés municipal en Bahía Blanca. Hoy en día ya es un hecho desarrollado en el Estudio Ar.

García Mayor explico que “el refugio inmediato y la respuesta adecuada por parte del gobierno, ubicando cada familia en un espacio habitacional y no todos hacinados en clubes o escuelas. Se pierden más vidas en la post catástrofe que en dicha tragedia. El incremento de vectores y la propagación de pestes en la población afectada por no tener refugios”.

Según datos provistos por la ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, en el mundo hay 10.404.806 y 15.473.378 desplazados internos.

La idea es que los habitáculos estén almacenados en distintas partes del mundo y ante una catástrofe poder reaccionar de inmediato, trasladándolo mediante la vía de transporte más conveniente dentro de un país asistiendo a los países vecinos. Además, se desarrollara un sitio online donde se podrá consultar la disponibilidad de módulos alrededor del mundo y en los que estén en uso saber dónde se alojan las familias y personas evacuadas.

“El objetivo del proyecto es altamente altruista, apuntamos a la supervivencia de las familias afectadas por una catástrofe, la dignificación y la mejora de la calidad de vida de las personas que atraviesan ese momento tan duro, y la hermandad entre países. Ante estos hechos que no diferencian nacionalidades, razas ni credos, es importante que cada persona y profesión se pongan al servicio del prójimo. Si todos pensáramos como mejorar un poquito la vida del otro seguramente el mundo sería mucho más justo”, auguró García Mayor.

Fuente: http://www.tomamateyavivate.com.ar