Crecida del Paraná que complica al noreste de Argentina

El fenómeno El Niño se mezcla con prácticas incorrectas y fallas en las políticas públicas para cuidar un ecosistema vital. Según el INA las lluvias intensas en el noreste del país y la fuerte crecida del río Paraná dejaron postales de terror: productores arriando el ganado por el agua o recogiendo cadáveres de animales con sus lanchas. Y al mismo tiempo plantearon la incógnita urgente sobre cómo será el panorama en los próximos meses, teniendo en cuenta que sobre la región se encuentra establecido el fenómeno de El Niño, oficializado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) desde finales de agosto. El río Paraná incrementó su actividad por un considerable crecimiento del caudal en Iguazú, según Juan Borús, subgerente de Sistemas de Alerta Hidrológico del INA. “Hubo un pico importante en las cataratas, que llegó a tener 12 veces el caudal promedio de octubre, con 24.000 metros cúbicos (m3) por segundo”. También los aportes de la represa Itaipú, que tuvo que liberar agua para descargar el excedente.


Las lluvias intensas en el noreste del país y la fuerte crecida del río Paraná dejaron postales de terror: productores arriando el ganado por el agua o recogiendo cadáveres de animales en sus lanchas. Y al mismo tiempo plantearon la incógnita urgente sobre cómo será el panorama en los próximos meses, teniendo en cuenta que sobre la región se encuentra establecido el fenómeno El Niño, oficializado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) desde finales de agosto.

El avance de la frontera agrícola y la deforestación vuelve a poner en relevancia el papel que juegan los humedales, que están disminuidos en su porción producto de estos dos fenómenos, y que actúan como “esponja” ante el avance de grandes volúmenes de agua. Sin embargo, en la actualidad los territorios se convirtieron en “una pista por donde el agua escurre”.

La situación, según los reportes del Instituto Nacional del Agua (INA), presenta mayores complicaciones para la zona suroeste de Corrientes. Se estima que la capital provincial y Barranqueras (Chaco) pueden pasar los niveles de evacuación, estipulados en 7 metros y 6,50 metros, respectivamente. Por su parte, para Goya (Corrientes) se estima que el caudal se situará por encima del nivel de alerta, en torno a los 5,70 metros.

La actividad del río se incrementó tras un considerable crecimiento del caudal en Iguazú. (Foto: Fundación Humedales / Wetlands International LAC)

La actividad del río se incrementó tras un considerable crecimiento del caudal en Iguazú, según explicó a TN Juan Borús, subgerente de Sistemas de Alerta Hidrológico del INA. “Hubo un pico importante en las cataratas, que llegó a tener 12 veces el caudal promedio de octubre, con 24.000 metros cúbicos (m3) por segundo”. También hubo aportes en la represa de Itaipú, que tuvo que abrir sus compuertas para descargar el excedente y provocó que más abajo, en Yacyretá, se alcance un pico este martes.

Borús explicó que la sequía que persistió sobre el país por tres años consecutivos, que llevó al río Paraná a una de las bajantes más críticas de la historia, hizo que los suelos necesiten de toda el agua que viene bajando desde Brasil. Este fue un factor “favorable” para que los niveles del curso de agua no alcancen cifras tan altas en los tramos medio e inferior del río.

Pero la capacidad de los suelos se va normalizando. Y eventos como los que se dieron en las últimas semanas, con lluvias que alimentan el caudal del Paraná en cuestión de días, se volverán más frecuentes para un territorio que no puede drenar correctamente toda el agua que recibe por falta de materia orgánica a raíz de la deforestación.

Resignificar el territorio

Según la Convención Ramsar a la que Argentina está adherida, entre 1970 y 2015 desapareció aproximadamente el 35% de los humedales del planeta y las tasas anuales de pérdida se aceleraron a partir del 2000. Estos ecosistemas son clave para aminorar los efectos de las crecidas e inundaciones, entre otros servicios ecosistémicos que aportan, como aire limpio, reciclaje natural y generación de materia orgánica.

“Ante las emergencias hídricas, los servicios ecosistémicos de los humedales se vuelven a poner en valor”, manifestó Nadia Boscarol, bióloga de la Fundación Humedales, que remarcó que, de otra manera, las crecidas irían directo sobre las poblaciones.

“Son ambientes que tienen mala prensa, que se quieren modificar para volverlos productivos. Ahora que faltan, se nota la importancia que tienen”, resaltó.

Y añadió Borús: “El río Paraná, entre Corrientes y la ciudad de Paraná, es un valle fluvial que fue marcado por la persistente bajante y sequía. Hacia el 30 de agosto, cuando el SMN avisó que ya había signos de El Niño en el país, nos hicimos la idea de que íbamos a ver una recarga gradual del Paraná en enero. Pero esa opción desapareció”.

El Delta del Paraná (con el área metropolitana de Buenos Aires de fondo en la imagen), es uno de los 23 humedales argentinos de consideración internacional (Foto: FAO)

La pérdida de vegetación que experimentó ese sector del país puede influir en la intensificación de los efectos de estos fenómenos. “Toda alteración de los humedales y de la vegetación hace que los eventos meteorológicos intensos se conviertan en eventos hidrológicos más intensos que antes”, dijo Borús. Mientras que Boscarol sumó: “Los humedales son como una esponja, una enorme superficie que absorbe y puede amortiguar la llegada del agua. Nos cuesta entender esta función de estos ecosistemas”.

En una parte de la región que atraviesa el Paraná hay dos casos significativos de pérdida de territorio. Según el Museo de Ciencias Naturales Antonio Scasso, de San Nicolás, que lleva un conteo pormenorizado de focos de calor en el sector medio y bajo del Delta del Paraná, el fuego arrasó, durante 2022, con más de 365.000 hectáreas en esa región que se extiende desde la ciudad de Santa Fe hasta la zona de islas frente a Escobar.

Bomberos combaten llamas cerca de Victoria, provincia de Entre Ríos, Argentina, viernes 19 de agosto de 2022 Los incendios en el Delta del Paraná han consumido miles de hectáreas del humedal argentino. (Foto AP/Natacha Pisarenko)

En tanto, el avance de la frontera agrícola en la zona del Gran Chaco y la reconversión del territorio eliminan materia orgánica fundamental para que el suelo absorba el agua que, actualmente, escurre.

Al respecto, Borús explicó: “Haber corrido la frontera agrícola modificó los panoramas. Antes, los hidrólogos consideraban que el Paraná podía aportar unos 4.000 metros cúbicos (m3) por segundo, pero ahora son unos 12.000 m3 por segundo. La escorrentía es mayor, los suelos se convierten en una pista y el agua va más rápido”. Y añade que “el Paraná no tiene pastos naturales desde hace 100 años porque está ‘agropecuarizado’”.

Cambio de intensidad

En el INA consideran que los efectos de El Niño se desarrollarán en la región, por lo menos, hasta el principio del otoño del año próximo. “Pinta que va a ser largo”, advirtió Borús. Y dijo que tiene chances de pasar de “de moderado a fuerte”: “Si uno tuviera que definir el panorama más probable para el próximo otoño, hay que hablar de un escenario húmedo o camino a esa condición en el sector argentino de la cuenca del río Paraná, crecido, y con lluvias sobre el Litoral”.

Las imágenes de productores arriando el ganado para sacarlo de terrenos a punto de inundarse es la primera postal preocupante que deja El Niño desde que se declaró activo en la región. Sobre ello, Borús planteó que los ganaderos deberían buscar un lugar para dejar la producción a salvo, por lo menos, hasta que termine el verano: “La preocupación por aguas altas no va a terminar ahora. Aunque el ganadero piense que sacó la hacienda apresuradamente, hay que tener en cuenta que en algunos momentos de los próximos meses va a haber condiciones de aguas muy altas”.

Hasta que comience el verano, los ganaderos deberán buscar un lugar donde dejar los animales a salvo. (Foto: Archivo)

Revisión de niveles

Los informes del INA permiten conocer cuáles son los niveles en los que se tiene que situar el caudal del río Paraná para estar alerta o para proceder a maniobras de evacuación en las márgenes de distintas ciudades.

La modificación de la fisonomía del suelo y el cambio en los territorios obliga a los organismos nacionales a rever estos valores máximos, pero no será hasta mediados del año que viene cuando la situación sea normal.

Para ello, será importante la participación de autoridades municipales: “Los referentes locales, como Defensa Civil, que conocen el paño y saben cómo funciona el río porque nacieron y se criaron con él, deben hacer aportes para estos nuevos criterios”.

”Estos hechos nos muestran que el cambio climático está. Tenemos que conservar lo que nos quedó porque necesitamos estos ecosistemas. De base, los humedales funcionan como un gran filtro de agua, purificándola para que luego la consuman los humanos. Son una red de drenaje importante”, concluyó Boscarol.

Fuente: https://tn.com.ar