Crímenes de hambruna y derecho internacional: una nueva era

La invasión rusa de Ucrania en 2022; la violenta guerra terrestre en Gaza que ha generado un conflicto regional; los ataques de Azerbaiyán sobre Armenia por el territorio de Nagorno-Karabaj y la postura más belicosa de China hacia Taiwán, está claro que el mundo está entrando en una nueva era de competencia entre grandes potencias. A medida que los teóricos buscan proporcionar la mejor taxonomía para esta nueva era, aparece una verdad ineludible: el hambre seguirá aumentando en un mundo en transición. Durante más de diez años un mantra ha sonado indefinidamente en un sector humanitario saturado y con fondos insuficientes: no podemos acabar con el hambre sin poner fin primero a la guerra. Los expertos y líderes en seguridad alimentaria creen que el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, fin del hambre para 2030, es inalcanzable en un mundo lleno de conflictos. Estos son el principal impulsor del hambre, eclipsando a los fenómenos extremos del clima y el malestar económico (que también van en aumento). El hambre es un subproducto inevitable de la guerra.


Following a period of relative post-Cold War peace, the beginning of the twenty-first century has seen a tremendous increase in the number of conflict events around the planet. As of late 2024, the Council on Foreign Relations was tracking 27 ongoing global crises, from general political instability to interstate war. Prior to 2024, international relations scholars would have stated with certainty that the nature of conflict was also changing: Conflict between countries was on the decline and conflict within countries was increasing. This was evident by the rise of non-state actor groups in places like Syria and Yemen and the reestablishment of violent extremists like Boko Haram, Al-Shabab, and ISIS in the African Sahel.

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Fuente: https://www.csis.org